jueves, 19 de diciembre de 2013

EL QUEBRANTAHUESOS (Gypaetus barbatus)




Hola a tod@s!




La entrada que hoy me ocupa en el blog, está dedicada a una de las aves más impresionantes de nuestra península ibérica. Es el último eslabón en la cadena trófica, como no, me refiero al colosal quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).

Con una envergadura alar de unos dos metros y medio, pone los pelos de punta ver la suma facilidad con la que se mueve en el aire pareciéndose más a un gigantesco halcón que a un gran buitre.

Una de las mayores amenazas de esta emblemática especie es el veneno con el que el hombre intoxica el campo con el fin de acabar con otros depredadores. Es la principal causa de que sus poblaciones se hayan visto reducidas drásticamente y de la desaparición por completo en lugares de la península donde antaño era frecuente y hoy en día su hábitat en nuestro país está restringido exclusivamente al Pirineo y pre Pirineo, frecuentando los lugares más salvajes e inaccesibles de las montañas en donde se alimenta de las carroñas y sobre todo de los huesos de los últimos cadáveres que encuentran. Tampoco desdeñan cazar pequeños mamíferos o reptiles si las carroñas escasean.

La técnica más sobresaliente de esta formidable rapaz está en el manejo de los huesos. Donde otros animales no pueden llegar, el quebrantahuesos se las ingenia para acceder al interior y alimentarse de los suculentos tuétanos y médulas. Para ello, directamente se traga los pedazos más “pequeños” llegando a engullir auténticas proezas y los pedazos más grandes, los que son imposibles de digerir incluso para ellos, los transporta en el pico o en las garras hasta un rompedero, que es un lugar con piedras en donde deja caer los huesos con gran precisión desde alturas superiores a los sesenta metros y a los que sigue su trayectoria en prodigiosos vuelos. Una vez rotos, puede alimentarse del interior y constituye su dieta principal.







Para conseguir fotografiar a esta portentosa rapaz, me pongo en contacto con el amigo Jordi Canut, al que conocí personalmente unos meses antes en otra visita fugaz que le hice y que quedé encantado tanto con él, como con sus métodos de trabajo y como no, de los resultados finales conseguidos. Una vez concretada la fecha, solo quedaba esperar con paciencia a que llegara el día señalado y ponerme rumbo a los Pirineos.

Esta vez no iba solo sino que llevaba refuerzos. Un par de buenos amigos que recogí en Soria hicieron el trayecto más llevadero y su compañía hizo que fueran unos días para no olvidar.

Peloteos a parte, llegamos ya casi a la hora de cenar a la fonda Farré, con todo el cansancio del viaje acumulado en los riñones, en donde nos esperaba otra gran persona y amigo que conocí unos meses antes fotografiando la berrea. Allí habíamos quedado para dormir la primera noche…

Después de todas las presentaciones y demás, prontito a cenar y a la cama ya que había sido un día bastante cansado y al siguiente había que tener recargadas las pilas porque nos iban a esperar emociones fuertes.


Amanece en el pre Pirineo y ya estamos todos en pié con las ganas lógicas de empezar a fotografiar a los bichos lo antes posible.
Yo ya llevaba un buen rato sin poder pegar ojo ya que soy de sueño bastante ligero y es que desde el fondo de la habitación, surgían unos extraños ruidos que me desvelaron el resto de la noche.
Los dichosos ruidos no eran más que los ronquidos de mi compañero que dormía a pierna suelta. Vaya cachondeo y vaya nochecita la que me hizo pasar el jodio…

Antes de nada, nos acercamos hasta Sort, un pueblo de al lado, ese tan famoso que siempre te toca la lotería de navidad, para comprar unas barras de pan con las que haremos los bocadillos y para la cena de la noche, mientras hacemos tiempo a que llegue el maestro Jordi para dirigirnos directamente hasta los hides. 

Una vez estamos todos, nos dirigimos en coche hasta la casa de Jordi que tiene en lo alto de la montaña, en donde pasaremos los siguientes dos días y desde donde ya podemos ver el sitio donde están colocados los hides, que emoción.

Sin perder mucho tiempo, preparamos todos los equipos de fotografía y los cargamos en el 4x4 del míster con toda la carne para no tener que cargar con tantos kilos, ya que tendremos que subir la montaña andando por falta de espacio en el coche. La subida se las trae, pero creo que nos vencía el ansia de estar fotografiando los quebrantahuesos y en unos pocos minutos ya estábamos todos listos en los hides, asfixiados pero listos para la acción jejeje.

Aun está Jordi esparciendo la ingente cantidad de comida que llevamos para esos días y ya están los primeros leonados rodeándole a él y al coche, intentándose llevar los mejores bocados. Un espectáculo digno de ver.
 Más tarde, bajó un ejemplar de buitre negro y a los pocos minutos apareció un segundo individuo de la misma especie haciendo nuestras delicias ya que por esta zona, se hace difícil poder observar a esta especie.

Una vez que desaparece Jordi, el caos es absoluto y aunque parezca una paradoja, se hace difícil sacar una sola foto con tantos animales de por medio.

Poco a poco, los buitres leonados van abandonando el lugar, pues saben bien que los restos que aún quedan en el comedero son inaccesibles para ellos, al no estar diseñados para tal fin. Ahora es el turno de nuestra joya, el turno del quebrantahuesos.





Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 7.1   ISO 200.   Hide





Ordenadamente van llegando los primeros individuos, dibujando su inconfundible silueta en el cielo y prospectando el comedero desde ese lugar privilegiado, las alturas.




Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800 seg   f 7.1   ISO 640   +0.7 ev.   Hide




Pronto comienzan a posarse en el suelo para empezar con el festín y la emoción que siente un servidor en esos momentos es difícil de explicar.

Las cámaras comienzan a disparar en ráfaga y a “echar humo” y aunque intento limitarme a fotografiar todo lo que está a mi alcance, de vez en cuando, no puedo evitar mover el ojo del visor de la cámara para poder observar con más detenimiento las capacidades de maniobrabilidad en vuelo que tienen estas enormes aves.

Como apuntaba al principio de esta crónica, las capacidades tróficas de estas bestezuelas son también dignas de estudio, siendo capaces de engullir de una sola pieza una pata entera de un ungulado, por ejemplo. Algo que si no se ve, se hace difícil de creer.





Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/500 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide





La mañana está siendo de lo más entretenida y las posibilidades fotográficas que nos están ofreciendo son infinitas, otra cosa es que uno las sepa aprovechar bien.
La actividad de este primer día llega a ser frenética en algunos momentos, llegando a contar más de catorce ejemplares distintos, algo alucinante!!





Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/640 seg   f 5   ISO 800   +0.3 ev.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide





A medida que van avanzando las horas, la actividad también empieza a decaer y cada vez va siendo más escaso el número de ejemplares que acuden a la cita con la comida.
Son momentos para aprovechar a comerse el bocadillo, beberse la fanta de turno y revisar en la propia cámara los resultados obtenidos en tan ajetreada jornada, y a simple vista todos parecemos estar satisfechos con semejante experiencia.





Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/2500 seg   f 5   ISO 640   -0.3 ev.   Hide






Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1250 seg   f 7.1   ISO 640   -0.3ev.   Hide





El primer día de fotos va tocando a su fin y tal como habíamos quedado, nos vino a buscar Jordi hasta los hides, para garantizar la tranquilidad de las aves y que estas no se asusten al vernos salir de los escondites. Dejamos en el sitio los trípodes para el día siguiente, así no tendríamos que cargar con ellos y comenzamos el camino de regreso a casa vereda abajo, intercambiando impresiones entre todos los artistas que allí nos encontrábamos y las conclusiones que uno sacaba venían siendo que aquello era difícilmente superable, una experiencia inolvidable.

Una vez llegamos todos a casa, tocaba relajarse y ponerse cómodo. Una buena ducha y al calorcito de la chimenea...

Descargamos las tarjetas de memoria en los Pc`s y dejamos todo nuestro material nuevamente listo para el día siguiente mientras llega la hora de ir preparando la cena.

Aún siendo todo hombres, somos bastante apañados y cada uno se encarga de preparar una cosa. Luego fregar ya fregaría el que más roncara esa noche  ;)

Jorge, el mañico de Zaragoza, hace que la sobremesa de la cena sea de lo más entretenida, contándonos un montón de peripecias que solo una persona tan viajada es capaz de contar, y así se nos hizo prontísimo la hora de irnos a la cama, a pesar de acostarnos pasadas las doce.

Para mi desgracia, el de la noche anterior no es el único que sabía roncar y esta vez me tocaba al lado de otro que aún roncaba más y mejor. Esto llegó a irritarme un poco llegadas las cinco de la mañana, tengo que reconocerlo, pero cuando llegó la hora de levantarse, ya se me había pasado todo el mosqueo y el sueño, pensando en lo que nos esperaba en los escondites esa misma mañana. Además todo se quedó en unas buenas risas y la sangre no llegó al río.

Después de que llegara el sr Jordi con el pan para preparar los bocadillos, enseguida nos ponemos rumbo hasta los hides, esta vez con todo el material fotográfico a cuestas, para intentar rematar la faena en lo que sería nuestro último día de estancia por la zona.

Esta vez venía con nosotros otro compañero que no estuvo el día anterior, pero que se debió de llevar un buen montón de fotos en esa sola jornada. Peor suerte corrió su amigo que se quedó intentando fotografiar al Águila real (Aquila chrysaetos) sin demasiada suerte. Desde aquí aprovecho para mandarles un cordial saludo.

Una vez arriba y colocados cada uno en nuestros escondites, comodísimos por cierto, sólo quedaba esperar a que empezaran a venir a por los huesos del día anterior los protagonistas principales de esta historia, los quebrantahuesos.

Poco tiempo llevamos esperando y ya comenzamos a ver a lo lejos los primeros individuos elevándose con las primeras térmicas, para ir acercándose poco a poco hacia nuestras posiciones y empezar con el festín de huesos que sobró del día anterior.








Canon EOS 1DMark III y 100- 400 mm IS USM.   1/640 seg   f 6.3   ISO 640   +0.7 ev a 375 mm. Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/400 seg   f 6.3   ISO 640   +0.7 ev.   Hide






Una pasada!! Tenemos ejemplares de todo tipo de edades y plumajes y aunque no todos se ponen “a tiro”, podemos ser privilegiados por unas horas de semejante espectáculo.





Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide





Entre 16 y 18 individuos de quebrantahuesos distintos se llegaron a reunir aquel maravilloso día, alguno más que el día anterior y un solo buitre leonado, el cual se marchó enseguida al ver que la comida no estaba destinada para él. Eso fue lo que nosotros vimos porque seguramente, habría alguno más.

Esto no debe de ser ninguna excepción en este comedero de Buseu, en el cual suelen acudir casi siempre un gran número de ejemplares, muestra de un gran trabajo de gestión del mismo y conservación de la especie.

El día ya va tocando a su fin sin que casi nos diera tiempo a comernos los bocadillos ya que por esos lares anochece bastante antes que por aquí en Salamanca, por ejemplo, y pronto vendrían a buscarnos como el día anterior y daríamos por finalizadas las fotografías, aunque nos seguían quedando por hacer cosas bastante buenas, como la panceta en las brasas de la chimenea , los macarrones con salsa Boloñesa o escuchar las historias de Jorge como la del cerdito y el Pen Drive…


Toca irse a la cama pero esta vez ya estoy prevenido y ante los ronquidos de los sorianos, me cojo mi edredón y me acurruco en el sofá del salón, frente al fuego de la chimenea y allí sucumbo al calorcito y al cansancio acumulado durante estos intensivos días.

Al día siguiente nos espera un largo viaje de vuelta a casa y a la rutina y tras despedirnos del anfitrión, comenzamos el regreso a nuestra tierra, esperando volver a coincidir pronto en cualquier otro lugar del mundo con cualquiera de estos fenómenos, Daniel, Juan Carlos y Jorge.

Agradecer también al amigo Jordi el excelente trato recibido por su parte y por hacernos sentir como en nuestra propia casa. Un placer en toda regla!

Aquí os dejo con una pequeña selección de algunas de las fotografías conseguidas.



Felices fiestas y hasta pronto..










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1250 seg   f 5.6   ISO 640.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/800 seg   f 5   ISO 640   +0.3 ev.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1000 seg   f 5   ISO 800   +0.3 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/320 seg   f 5.6   ISO 500   +0.7 ev.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1600 seg   f 5.6   ISO 640   -0.3 ev.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 7.1   ISO 400.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 4   ISO 200   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1000 seg   f 5   ISO 800   +0.3ev.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 5   ISO 800   +0.3 ev.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/800 seg   f 6.3   ISO 500   -0.3 ev.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/640 seg   f 5   ISO 640   -0.3 ev.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640   f 7.1   ISO 400.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/800 seg   f 5.6   ISO 500   -0.3 ev.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1250 seg   f 6.3   ISO 500   -0.3 ev.    Hide











   Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800 seg   f 5.6   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1000 seg   f 6.3   ISO 500   -0.3 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/640 seg   f 6.3   ISO 640   +0.7 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/500 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 7.1   ISO 400.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1600 seg   f 5   ISO 800   +0.3 ev.   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/1600 seg   f 5   ISO 640   -0.3 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 7.1   ISO 200.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 6.3   ISO 320











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 320   +0.3 ev.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 7.1   ISO 400.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800   f 7.1   ISO 400.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 320.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 7.1   ISO 400.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1600 seg   f 5   ISO 800   +0.7 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/800 seg   f 5.6   ISO 500   +0.7 ev.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM.   1/800 seg   f 5   ISO 800   +0.3 ev.   Hide









Canon EOS 50D y 17-40 mm USM.   1/160 seg   f 11   ISO 250 a 30mm.


He aquí los individuos que formamos la expedición:

De izqiuerda a derecha Daniel Fernández, Carlos Abejón, Jorge Marín, Manolo, Juan Carlos Rodrigo, Jordi Canut y Gonzalo Santamaría.                    .





jueves, 1 de agosto de 2013

EL ALIMOCHE (Neophron percnopterus)




Hola a tod@s!!


Últimamente tengo el blog algo abandonado por falta de tiempo y sobre todo de motivación, pero aquí estoy de nuevo con una nueva entrada.


Llevo algo más de un mes sin tocar la cámara de fotos y ya tengo unas ganas tremendas de volver a salir a campear y a afotar fauna, que es lo que más me gusta y entretiene aunque por unas cosas u otras me está siendo imposible llevar a cabo cualquiera de mis planes para este verano.

Mis últimos trabajos, los realicé con una especie muy especial y aquí voy a mostraros algunos de los resultados obtenidos. Algo con lo que llevaba mucho tiempo soñando y desde que vi por primera vez el documento filmado por el Dr Félix Rodriguez de la Fuente y su equipo de naturalistas, siempre me ha estado rondando la idea de intentarlo.

El documento grabado por el Dr Félix y su hábil equipo hace ya algo más de treinta y cinco años, es uno de los comportamientos más extraordinarios del mundo animal. Se trataba de desvelar si el comportamiento que lleva a los alimoches a romper los huevos de avestruz en plena sabana africana manejando diestramente pequeños guijarros con el pico era congénito o adquirido.

Para ello, tuvieron que “secuestrar” un pollo del nido de los alimoches con escasos días de vida (posiblemente le salvaron la vida al pequeño de los hermanos alimoches ya que esta especie suele sacar un solo ejemplar adelante) Lo criaron totalmente aislado del mundo exterior para impedir cualquier contacto con los miembros de su especie y cuando Gaspar (que así se llamaba el alimoche más famoso de toda España) creció y podía valerse por sí mismo, lo liberaron para comprobar su primera reacción ante el estimulo que suponía el enorme huevo de avestruz.


Si un alimoche nacido en España, que no haya tenido nunca contactos previos con huevos de avestruz y que haya sido separado de sus padres a los pocos días de edad, reacciona positivamente ante la presencia del huevo del ave gigante africana, el comportamiento será congénito y no cultural. Si la presencia del huevo no desencadena la pauta de conducta que termina en la ruptura del huevo, este sofisticado comportamiento sería aprendido por imitación o “cultural”.

Hoy en día, todo el mundo sabe que Gaspar, el buitre sabio, rompió el enorme huevo como si lo hubiera estado haciendo durante toda la vida y que este comportamiento lo llevan impreso en los genes.

Posteriormente comprobaron como “Gaspar” rompía también huevos de gallina, tomándoles en el pico, elevando la cabeza y lanzándoles con fuerza contra una piedra, con la misma técnica que empleaba para romper los huevos de avestruz con un guijarro. En este caso, el guijarro era el huevo de gallina. Aquí debe de estar el origen filogenético de la sofisticada conducta del alimoche frente al huevo de avestruz.








Tras unos días indagando por la red y alguna que otra llamada, al fin encontré yo una granja de avestruces que disponían de huevos vacíos. Les pedí que me mandaran tres unidades y en cuanto los tuve en  mi poder me puse manos a la obra.

Antes había intentado hacerlos con moldes de escayola pero ni quedan bien, ni son reales.

El sitio donde fotografiar a los alimoches ya lo tenía también buscado y en los días anteriores al de llevar el huevo, acudieron a la cita sin vacilar, asique esto me animó aún más a intentarlo.

Compré un par de docenas de huevos de gallina y con la ayuda de mi querida hermana y un embudo, los fui vaciando en el huevo de avestruz hasta que con 18 huevos, me parecieron suficientes. Una vez llenado el hermoso huevo, un poco de pasta blanca de manualidades para tapar el agujerito y cuando esta estaba seca, un lijado a mano y queda el huevo perfecto.





Samsung Galaxy S3



Poco o nada me cuesta levantarme de la cama aquella madrugada, como siempre que he preparado una jornada de fotos el día anterior, y con toda la ilusión del mundo, preparo la carnaza y el garrafón de agua para llenar el pilón de enfrente al hide y aún de noche, salgo sin perder más tiempo para la finca donde se desarrollaran los acontecimientos.
Una vez colocado todo en su sitio, donde mejor me parecía, me meto en el “agujero” y a esperar.

Poco tardan los primeros milanos negros en aparecer y el día parece prometedor. En poco tiempo hay más de veinte rapaces engullendo carne como si fuera la primera vez que lo hacían y aún tenía que llegar el contingente de buitres leonados que nunca faltan a la cita. Puntuales como un reloj, aparecen medio centenar de buitres leonados a las diez de la mañana y enseguida terminan con toda la carne que les había llevado. Al mismo tiempo y como ha sucedido en otras ocasiones, también llegaron los primeros alimoches atraídos por los leonados y se pusieron a rebañar los pequeños pedazos de carne que queda pegada a los huesos y que a los buitres les resulta imposible aprovechar con su enorme pico.





Canon EOS 1DMark III y 100-400 f 4.5-5.6 IS USM.   1/640 seg   f 5   ISO 400   +0.7 ev   a 220mm.   Hide




Todo marcha según lo previsto y la cantidad de aves que han acudido es impresionante. Destacan un par de buitres negros ya que no es frecuente verlos por la zona donde resido.

Estoy muy pendiente del huevo y con el temor de que con tanto alboroto, lo puedan mover del sitio y me quede fuera del alcance del objetivo pero no despertó la curiosidad de ninguna especie más que la del alimoche, por suerte para mí.







Canon EOS 1DMark III y 100-400 f 4.5-5.6 IS USM.   1/800 seg   f 5.6   ISO 400   a 320mm.   Hide




Uno de los leonados le llegó a dar un pequeño zarpazo pero creo que fue mas de casualidad aunque eso sí, fue suficiente como para darle la vuelta y poner el “parche” del huevo a la vista. Menos mal que intenté disimularlo lo máximo posible, cosas que pasan.


Pasaban los minutos y el calor se iba acentuando en el interior del ajustado hide. Menos mal que un pequeño chaparro ofrece la sombra suficiente para que sea soportable el estar allí hasta ciertas horas…

De repente, y después de que la gran mayoría de leonados se marcharan, uno de los alimoches con plumaje joven se dirijo derecho hacia el huevo, agarró una piedra con el pico y se la lanzó…
Fue algo tan rápido que no sabía si estaba seguro de lo que había visto. Me quedé alucinado de lo rápido que empezó a trabajar para tratar de romper el duro cascarón. No se detuvo a valorar la situación, ni a elegir piedra ni nada, simplemente llegó y lo empezó a intentar.





Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/400 seg   f 4   ISO 250.   Hide





Con una mano lo grababa en vídeo y con la otra intentaba contener el pulso para hacer fotografías mientras una sensación de lo más gratificante y difícil de describir, recorría todo mi cuerpo haciéndome olvidar todo el calor o la falta de movilidad.
Pronto, uno de los ejemplares adultos que también se encontraba allí, se debió de sentir atraído por los movimientos del astuto alimoche y también acudió hasta el huevo para intentar hacer lo propio con él.








Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/2500 seg   f 3.5   ISO 320   Hide






Pude observar que a pesar de la edad y la supuesta inexperiencia del joven, lo hacía mejor que el adulto. Acertaba más veces y lo intentó durante más tiempo.

Tras unos minutos tirando piedras al huevo, unas veces con más acierto que otras, por fin pude ver como con la garra, quitaba un gran trozo del cascarón pero a continuación pasó algo que me desconcertó completamente.
Cuando parecía que ya había hecho lo difícil, se desinteresó completamente por el contenido del interior y se alejó del lugar para abandonarlo un par de minutos después junto con el otro par de ejemplares adultos.

Repasando el material obtenido, no paro de darle vueltas a la cabeza y que ha podido pasar para que los alimoches no hayan aprovechado el alimento conseguido a base de esfuerzo pero a día de hoy, sigo sin tener una explicación lógica. Lo único que me quedó claro es la suerte que tuve, la destreza con la que manejan los guijarros, la precisión con la que los lanzan y la inteligencia de éstos para medir previamente con la pata la distancia exacta al huevo. Una experiencia inolvidable os lo aseguro.

Después de una sesión de algo más de ocho horas, llamé para que vinieran a buscarme y poder salir del hide con total seguridad y no alterar la confianza que las rapaces han ido adquiriendo con el paso del tiempo hacia el extraño “artilugio” que supone el hide o escondite.



Os dejo como siempre con alguna de las fotos conseguidas aquel día y en días anteriores...



Un saludo y hasta la próxima







Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800 seg   f 4.5   ISO 400.   Hide









Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1250 seg   f 5.6   ISO 500   +0.7 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 6.3   ISO 250   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 4.5   ISO 640   Hide










Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800 seg   f 4.5   ISO 400.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/160 seg   f 4.5   ISO 640.   Hide










   
Canon EOS 1DMark III y 100-400 f 4.5-5.6 IS USM.   1/800 seg   f 5.6   ISO 400   a 120mm.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/1000 seg   f 4.5   ISO 400.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/500 seg   f 6.3   ISO 250.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/160 seg   f 4.5   ISO 640.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 4.5   ISO 640.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/800 seg   f 4.5   ISO 200.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/500 seg   f 4   ISO 400.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 100-400 f 4.5-5.6 IS USM.   1/400 seg   f 7.1   ISO 400   a 320mm.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/320 seg   f 4   ISO 100.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/400 seg   f 4.5   ISO 640.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/250 seg   f 4.5   ISO 400   -0.3 ev.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/320 seg   f 5   ISO 320   +0.3ev.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 4   ISO 320.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/640 seg   f 4.5   ISO 640.   Hide














Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM + extender 1.4X.   1/320seg   f 5.6   ISO 400   +0.7ev.   Hide













Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1250seg   f 3.5   ISO 250.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/2000 seg   f 3.5   ISO 250.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/2000 seg   f 3.5   ISO 250.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1/500 seg   f 5.6   ISO 400   +0.3 ev.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1250 seg   f 4   ISO 320.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1600 seg   f 3.5   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1000 seg   f 3.5   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1600 seg   f 4.5   ISO 250   -0.3 ev.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/500 seg   f 4   ISO 250.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/1250 seg   f 4   ISO 320.   Hide











Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/2000 seg   f 3.5   ISO 320.   Hide












Canon EOS 1DMark III y 400 mm f 2.8 USM.   1/500 seg   f 4   ISO 250.   Hide