Hola a tod@s!
La entrada que hoy me ocupa en el blog, está dedicada a una
de las aves más impresionantes de nuestra península ibérica. Es el último
eslabón en la cadena trófica, como no, me refiero al colosal quebrantahuesos
(Gypaetus barbatus).
Con una envergadura alar de unos dos metros y medio, pone
los pelos de punta ver la suma facilidad con la que se mueve en el aire
pareciéndose más a un gigantesco halcón que a un gran buitre.
Una de las mayores amenazas de esta emblemática especie es
el veneno con el que el hombre intoxica el campo con el fin de acabar con otros
depredadores. Es la principal causa de que sus poblaciones se hayan visto
reducidas drásticamente y de la desaparición por completo en lugares de la
península donde antaño era frecuente y hoy en día su hábitat en nuestro país está restringido exclusivamente al Pirineo y pre Pirineo, frecuentando los
lugares más salvajes e inaccesibles de las montañas en donde se alimenta de las
carroñas y sobre todo de los huesos de los últimos cadáveres que encuentran. Tampoco
desdeñan cazar pequeños mamíferos o reptiles si las carroñas escasean.
La técnica más sobresaliente de esta formidable rapaz está
en el manejo de los huesos. Donde otros animales no pueden llegar, el
quebrantahuesos se las ingenia para acceder al interior y alimentarse de los
suculentos tuétanos y médulas. Para ello, directamente se traga los pedazos más
“pequeños” llegando a engullir auténticas proezas y los pedazos más grandes,
los que son imposibles de digerir incluso para ellos, los transporta en el pico
o en las garras hasta un rompedero, que es un lugar con piedras en donde deja
caer los huesos con gran precisión desde alturas superiores a los sesenta
metros y a los que sigue su trayectoria en prodigiosos vuelos. Una vez rotos,
puede alimentarse del interior y constituye su dieta principal.
Para conseguir fotografiar
a esta portentosa rapaz, me pongo en contacto con el amigo Jordi Canut, al que
conocí personalmente unos meses antes en otra visita fugaz que le hice y que
quedé encantado tanto con él, como con sus métodos de trabajo y como no, de los
resultados finales conseguidos. Una vez concretada la fecha, solo quedaba
esperar con paciencia a que llegara el día señalado y ponerme rumbo a los
Pirineos.
Esta vez no iba solo sino que llevaba refuerzos. Un par de
buenos amigos que recogí en Soria hicieron el trayecto más llevadero y su
compañía hizo que fueran unos días para no olvidar.
Peloteos a parte, llegamos ya casi a la hora de cenar a la
fonda Farré, con todo el cansancio del viaje acumulado en los riñones, en donde
nos esperaba otra gran persona y amigo que conocí unos meses antes
fotografiando la berrea. Allí habíamos quedado para dormir la primera noche…
Después de todas las presentaciones y demás, prontito a
cenar y a la cama ya que había sido un día bastante cansado y al siguiente
había que tener recargadas las pilas porque nos iban a esperar emociones
fuertes.
Amanece en el pre Pirineo y ya estamos todos en pié con las
ganas lógicas de empezar a fotografiar a los bichos lo antes posible.
Yo ya llevaba un buen rato sin poder pegar ojo ya que soy de
sueño bastante ligero y es que desde el fondo de la habitación, surgían unos extraños
ruidos que me desvelaron el resto de la noche.
Los dichosos ruidos no eran más que los ronquidos de mi
compañero que dormía a pierna suelta. Vaya cachondeo y vaya nochecita
la que me hizo pasar el jodio…
Antes de nada, nos acercamos hasta Sort, un pueblo de al
lado, ese tan famoso que siempre te toca la lotería de navidad, para comprar unas barras
de pan con las que haremos los bocadillos y para la cena de la noche, mientras
hacemos tiempo a que llegue el maestro Jordi para dirigirnos directamente hasta
los hides.
Una vez estamos todos, nos dirigimos en coche hasta la casa
de Jordi que tiene en lo alto de la montaña, en donde pasaremos los siguientes
dos días y desde donde ya podemos ver el sitio donde están colocados los hides,
que emoción.
Sin perder mucho tiempo, preparamos todos los equipos de
fotografía y los cargamos en el 4x4 del míster con toda la carne para no tener
que cargar con tantos kilos, ya que tendremos que subir la montaña andando por
falta de espacio en el coche. La subida se las trae, pero creo que nos vencía
el ansia de estar fotografiando los quebrantahuesos y en unos pocos minutos ya
estábamos todos listos en los hides, asfixiados pero listos para la acción
jejeje.
Aun está Jordi esparciendo la ingente cantidad de comida que
llevamos para esos días y ya están los primeros leonados rodeándole a él y al
coche, intentándose llevar los mejores bocados. Un espectáculo digno de ver.
Más tarde, bajó un ejemplar de buitre negro y a los pocos minutos apareció un
segundo individuo de la misma especie haciendo nuestras delicias ya que por
esta zona, se hace difícil poder observar a esta especie.
Una vez que desaparece Jordi, el caos es absoluto y aunque
parezca una paradoja, se hace difícil sacar una sola foto con tantos animales
de por medio.
Poco a poco, los buitres leonados van abandonando el lugar,
pues saben bien que los restos que aún quedan en el comedero son inaccesibles
para ellos, al no estar diseñados para tal fin. Ahora es el turno de nuestra
joya, el turno del quebrantahuesos.
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/400 seg f 7.1 ISO 200. Hide
Ordenadamente van llegando los primeros individuos, dibujando
su inconfundible silueta en el cielo y prospectando el comedero desde ese lugar
privilegiado, las alturas.
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/800 seg f 7.1 ISO 640 +0.7 ev. Hide
Pronto comienzan a posarse en el suelo para empezar con el
festín y la emoción que siente un servidor en esos momentos es difícil de
explicar.
Las cámaras comienzan a disparar en ráfaga y a “echar humo” y aunque intento
limitarme a fotografiar todo lo que está a mi alcance, de vez en cuando, no
puedo evitar mover el ojo del visor de la cámara para poder observar con más
detenimiento las capacidades de maniobrabilidad en vuelo que tienen estas
enormes aves.
Como apuntaba al principio de esta crónica, las capacidades
tróficas de estas bestezuelas son también dignas de estudio, siendo capaces de
engullir de una sola pieza una pata entera de un ungulado, por ejemplo. Algo
que si no se ve, se hace difícil de creer.
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/500 seg f 6.3 ISO 320. Hide
La mañana está siendo de lo más entretenida y las
posibilidades fotográficas que nos están ofreciendo son infinitas, otra cosa es
que uno las sepa aprovechar bien.
La actividad de este primer día llega a ser frenética en algunos
momentos, llegando a contar más de catorce ejemplares distintos, algo
alucinante!!
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/640 seg f 5 ISO 800 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 6.3 ISO 320. Hide
A medida que van avanzando las horas, la actividad también empieza
a decaer y cada vez va siendo más escaso el número de ejemplares que acuden a
la cita con la comida.
Son momentos para aprovechar a comerse el bocadillo, beberse
la fanta de turno y revisar en la propia cámara los resultados obtenidos en tan
ajetreada jornada, y a simple vista todos parecemos estar satisfechos con
semejante experiencia.
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/2500 seg f 5 ISO 640 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1250 seg f 7.1 ISO 640 -0.3ev. Hide
El primer día de fotos va tocando a su fin y tal como
habíamos quedado, nos vino a buscar Jordi hasta los hides, para garantizar la
tranquilidad de las aves y que estas no se asusten al vernos salir de los
escondites. Dejamos en el sitio los trípodes para el día siguiente, así no
tendríamos que cargar con ellos y comenzamos el camino de regreso a casa vereda
abajo, intercambiando impresiones entre todos los artistas que allí nos
encontrábamos y las conclusiones que uno sacaba venían siendo que aquello era difícilmente
superable, una experiencia inolvidable.
Una vez llegamos todos a casa, tocaba relajarse y ponerse
cómodo. Una buena ducha y al calorcito de la chimenea...
Descargamos las tarjetas de memoria en los Pc`s y dejamos
todo nuestro material nuevamente listo para el día siguiente mientras llega la
hora de ir preparando la cena.
Aún siendo todo hombres, somos bastante apañados y cada uno
se encarga de preparar una cosa. Luego fregar ya fregaría el que más roncara
esa noche ;)
Jorge, el mañico de Zaragoza, hace que la sobremesa de la
cena sea de lo más entretenida, contándonos un montón de peripecias que solo
una persona tan viajada es capaz de contar, y así se nos hizo prontísimo la
hora de irnos a la cama, a pesar de acostarnos pasadas las doce.
Para mi desgracia, el de la noche anterior no es el único
que sabía roncar y esta vez me tocaba al lado de otro que aún roncaba más y
mejor. Esto llegó a irritarme un poco llegadas las cinco de la mañana, tengo
que reconocerlo, pero cuando llegó la hora de levantarse, ya se me había pasado
todo el mosqueo y el sueño, pensando en lo que nos esperaba en los escondites
esa misma mañana. Además todo se quedó en unas buenas risas y la sangre no llegó al río.
Después de que llegara el sr Jordi con el pan para preparar
los bocadillos, enseguida nos ponemos rumbo hasta los hides, esta vez con todo
el material fotográfico a cuestas, para intentar rematar la faena en lo que
sería nuestro último día de estancia por la zona.
Esta vez venía con nosotros otro compañero que no estuvo el
día anterior, pero que se debió de llevar un buen montón de fotos en esa sola
jornada. Peor suerte corrió su amigo que se quedó intentando fotografiar al
Águila real (Aquila chrysaetos) sin demasiada suerte. Desde aquí aprovecho para
mandarles un cordial saludo.
Una vez arriba y colocados cada uno en nuestros escondites,
comodísimos por cierto, sólo quedaba esperar a que empezaran a venir a por los
huesos del día anterior los protagonistas principales de esta historia, los
quebrantahuesos.
Poco tiempo llevamos esperando y ya comenzamos a ver a lo
lejos los primeros individuos elevándose con las primeras térmicas, para ir
acercándose poco a poco hacia nuestras posiciones y empezar con el festín de
huesos que sobró del día anterior.
Canon EOS 1DMark III y 100- 400 mm IS USM. 1/640 seg f 6.3 ISO 640 +0.7 ev a 375 mm. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/400 seg f 6.3 ISO 640 +0.7 ev. Hide
Una pasada!! Tenemos ejemplares de todo tipo de edades y
plumajes y aunque no todos se ponen “a tiro”, podemos ser privilegiados por
unas horas de semejante espectáculo.
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Entre 16 y 18 individuos de quebrantahuesos distintos se
llegaron a reunir aquel maravilloso día, alguno más que el día anterior y un
solo buitre leonado, el cual se marchó enseguida al ver que la comida no estaba
destinada para él. Eso fue lo que nosotros vimos porque seguramente, habría
alguno más.
Esto no debe de ser ninguna excepción en este comedero de
Buseu, en el cual suelen acudir casi siempre un gran número de ejemplares, muestra
de un gran trabajo de gestión del mismo y conservación de la especie.
El día ya va tocando a su fin sin que casi nos diera tiempo
a comernos los bocadillos ya que por esos lares anochece bastante antes que por
aquí en Salamanca, por ejemplo, y pronto vendrían a buscarnos como el día
anterior y daríamos por finalizadas las fotografías, aunque nos seguían
quedando por hacer cosas bastante buenas, como la panceta en las brasas de la
chimenea , los macarrones con salsa Boloñesa o escuchar las historias de Jorge como la del cerdito y el Pen Drive…
Toca irse a la cama pero esta vez ya estoy prevenido y ante
los ronquidos de los sorianos, me cojo mi edredón y me acurruco en el sofá del
salón, frente al fuego de la chimenea y allí sucumbo al calorcito y al
cansancio acumulado durante estos intensivos días.
Al día siguiente nos espera un largo viaje de vuelta a casa
y a la rutina y tras despedirnos del anfitrión, comenzamos el regreso a nuestra
tierra, esperando volver a coincidir pronto en cualquier otro lugar del mundo con cualquiera de estos fenómenos, Daniel, Juan Carlos y Jorge.
Agradecer también al amigo Jordi el excelente trato recibido
por su parte y por hacernos sentir como en nuestra propia casa. Un placer en
toda regla!
Aquí os dejo con una pequeña selección de algunas de las
fotografías conseguidas.
Felices fiestas y hasta pronto..
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1250 seg f 5.6 ISO 640. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/800 seg f 5 ISO 640 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/400 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1000 seg f 5 ISO 800 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/320 seg f 5.6 ISO 500 +0.7 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1600 seg f 5.6 ISO 640 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1000 seg f 4 ISO 200 Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1000 seg f 5 ISO 800 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1000 seg f 5 ISO 800 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/800 seg f 6.3 ISO 500 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/640 seg f 5 ISO 640 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1000 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/800 seg f 5.6 ISO 500 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1250 seg f 6.3 ISO 500 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/800 seg f 5.6 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1000 seg f 6.3 ISO 500 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/640 seg f 6.3 ISO 640 +0.7 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/500 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1000 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1600 seg f 5 ISO 800 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/1600 seg f 5 ISO 640 -0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/400 seg f 7.1 ISO 200. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/400 seg f 6.3 ISO 320
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 6.3 ISO 320 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/800 f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/640 seg f 6.3 ISO 320. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1000 seg f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM + extender 1.4X. 1/1600 seg f 5 ISO 800 +0.7 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/800 seg f 5.6 ISO 500 +0.7 ev. Hide
Canon EOS 1DMark III y 400mm f 2.8 USM. 1/800 seg f 5 ISO 800 +0.3 ev. Hide
Canon EOS 50D y 17-40 mm USM. 1/160 seg f 11 ISO 250 a 30mm.
He aquí los individuos que formamos la expedición:
De izqiuerda a derecha Daniel Fernández, Carlos Abejón, Jorge Marín, Manolo, Juan Carlos Rodrigo, Jordi Canut y Gonzalo Santamaría. .
Muy buenas fotos compañero, la verdad esque lo pasamos en grande casi ni nos dejan comer, una experiencia impresionante y en muy buena compañia eso si la próxima vez ya dormiré yo en el salón
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