Hola a tod@s:
La entrada de hoy va dedicada a una de nuestras obras
maestras de la naturaleza, una de las rapaces más escasas del mundo, el águila
imperial ibérica (Aquila adalberti).
También muy especialmente
a mi padre que aunque no me lo demuestre demasiado, se que le gusta lo que hago,
a mi madre que es una santa y se merecía un monumento en la rotonda de entrada
al pueblo como mínimo, por aguantarme lo que me aguanta y por sacarme las
castañas del fuego en más de una ocasión y las que la quedaran a la pobre y a
mi hermana, simplemente por ser como es, por ayudarme en todo lo que la pido y
por enseñarme tantas cosas importantes en la vida. Gracias, os quiero mucho.
Por desgracia, pocas son ya las parejas de esta formidable
rapaz que hace tan sólo un siglo llegó a ser incluso abundante. El animal más
destructivo para la vida, el ser humano, se ha encargado de llevarla al borde
del exterminio, lamentable.
La buena noticia es que el número de parejas reproductoras ha
aumentado desde los años noventa aunque sigue estando en grave peligro de
extinción.
Habita exclusivamente en zonas muy concretas de nuestra
península. Esto hace que para cualquier amante de las aves, ornitólogo, aficionado o profesional de la
fotografía de fauna, sea bastante complicado el simple avistamiento de un
individuo y máxime poder documentarlo, sobre todo si se vive en zonas donde ya
está extinguida pero, a día de hoy, existe gente ultra profesional podría decirse que dedican un montón de horas de
estudio y observación de la especie, durante días, semanas, meses, incluso años
para la localización de territorios, posaderos etc. y que, con el máximo
respeto hacia el entorno y sobre todo hacia la especie a trabajar, permiten
vivir una de las experiencias más alucinantes que uno puede tener en la vida
que de otra manera sería casi imposible, siempre y cuando tengas la suerte de
que el animal quiera acudir a su cita. Hay que recordar que son animales
salvajes y existen muchos factores que pueden provocar que te quedes con las
ganas…
Desde aquí mis más sinceros
agradecimientos a mis amigos José y Helios que realizan un colosal trabajo desde su empresa: ” Photoraptors” para que gente como yo nos podamos sentir
realizados en esta perra vida.
Son las dos de la madrugada y me levanto como un resorte de la
cama. La verdad es que no he pegado ojo desde las once que me acosté con los
nervios de lo que me podría estar sucediendo al cabo de unas cuantas
horas. He quedado con Helios a las seis
de la mañana en Cáceres, en un pueblo llamado Salorino,( ya no se me olvida el
nombre del pueblo), y con todo el equipo
preparado me pongo a hacer el viaje que poco a poco y si Dios quiere, me
llevará hasta la imperial.
El viaje es de lo más tranquilo y placentero, no llueve en
todo el camino, y a escasos 20 kms de la llegada empieza a caer. Maldita suerte
la mía pensaba, pero el susto se me pasó pronto pues enseguida cesó la lluvia
mientras se acrecentaba mi ansiedad por que llegara el momento de tener a la
vista a la bicha…
Llego con tiempo de sobra, no quería correr ningún riesgo y
echar al traste todo el plan, así que decido intentar echar una cabezadita en
el asiento del coche mientras pasan lentos los minutos. ¡Que aburrimiento por Dios!,
no conseguía dormirme y no sabía qué hacer hasta que unas luces, que
aparecieron a toda prisa, me dieron un poco de vidilla. Una pareja de la Benemérita
se me presenta a todo correr, cual si estuviera yo atracando un banco en Suiza o que se yo,
y me atraviesan el Almera delante de mi coche, salen los dos a todo correr y me piden
que me identifique…
Con una de mis mejores caras les digo que por supuesto me
identifico y lo que haga falta por ayudar, pero me han asustado un poco
ustedes… que risas me pasé, no entraré en detalles.
No sé qué pasa que nada más que ven un coche pegado al suelo
con grandes llantas se empiezan a frotar las manos y si encima lo conduce una
persona joven ya les chispean los ojillos, que gente más maja.
Solucionado el show, me quedé esperando y en breves
instantes, aparece Helios. Traspaso
todos los aperos desde mi coche y nos ponemos rumbo a la sierra con la Kangoo.
El trayecto hasta el hide es de lo más enriquecedor para mí,
no paro de preguntar a Helios cuestiones que me inquietan y él gustosamente me
responde, asique estaba encantado de la vida, y el día no había hecho más que
empezar.
Rigurosamente de noche, subimos hasta el hide y me meto dentro para
pasar allí las siguientes catorce horas. Ni qué decir tiene, que este sistema es absolutamente necesario si
se quiere preservar la intimidad y el bienestar de las aves, que siempre es lo
primero.
La mañana va despuntando y comienzo a escrutar con la
vista todo el entorno que me rodea, “¡qué
maravilla!”, pensaba, si viviera yo
aquí… fantasías que se me pasan por la cabeza de vez en cuando y cada vez que
salgo de casa jeje.
El dichoso cristalito del hide estaba chorreando agua de
mala manera (por dentro) y en esos momentos solo rezaba para que no aparecieran
los bichos aún. Se me hacía imposible el simple hecho de enfocar así que solo
deseaba que el cristal se desempañara por completo para poder liberarme de la
angustia que tenía.
Samsung Galaxy S3
Los rezos no debieron de servir de nada porque a las 09:27
AM, aún con el cristal impracticable, se posó sobre un chaparro, con la
elegancia que le atesora, un
impresionante macho sub- adulto de águila imperial ibérica………….. Qué cosa más
bonita, que perfección, que porte, que elegancia, que bicharraca…
De todas formas, era una sensación agridulce. Enormemente contento
porque la tenía delante pero no podía hacerle fotos. En verdad sí podía y, de
hecho, alguna le hice pero no merecía la
pena, quedaban inservibles para mi gusto así que resignación y a intentar
disfrutar mientras se pueda de unas vistas tan exclusivas. Además, el águila
estaba muy atento al sonido del obturador, Helios decía que no el jodío, por SMS, pero yo
lo notaba y a los pocos minutos, miró hacia el hide y se marchó volando. Yo,
que soy inexperto con este tipo de bichos, me llevé la desilusión de mi vida. En las
ocasiones que he trabajado en la zona en que resido, con ratoneros, milanos y demás, he podido
comprobar que en el momento que salen
volando de esa manera asustados por cualquier leve sonido o movimiento desde el
hide, no suelen volver a posarse cerca,
pues supongo que no están del todo confiados y yo pensaba: si no vuelven los
ratoneros o milanos, la imperial no la vuelvo a ver ni de coña. Estaba más
desilusionado que cualquier cosa y le mandé un SMS a Helios para contarle lo ocurrido.
Él me animó cuando me dijo que seguramente volvería. Yo me aferraba a esa
posibilidad y rezaba para que tuviera razón, para que volviera.
Poco a poco, y con la leve subida de las temperaturas, el
cristal espía volvía a recobrar su transparencia, a buenas horas decía yo pero
en fin, ahora sí que si entrara el bicho
lo “acribillo” de mala manera jeje.
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El panorama está de lo más tranquilo cuando a las 10:54
escucho el reclamo de un águila imperial a escasos metros del hide pero fuera
de mi vista y entonces me cambió la cara pero sobre todo el estado de ánimo. ¡Qué
subidón!
A las 10:58 la volví
a tener posada a unos 22 metros frente a mí y entonces se me subió la
respiración a la garganta (más que cuando vi a los guardias aparecer a toda
prisa) y empezó mi ritual de estress y nerviosismo dentro del hide por querer
hacerlo todo bien, otra cosa es que lo haga. Es una cuestión superior a mí pero
ya me voy acostumbrando a esa bendita angustia…
Tras una intensísima media hora, el animal se va de nuevo
para volver a entrar a las 12:24 durante otros siete minutos y volverse a
marchar. A las 13:56 vuelve a posarse hasta las 14:12. En este momento, los
cuervos han entrado en escena y el águila no parece estar muy contento con su
compañía. Hace algún vuelo detrás de ellos y se vuelve a posar unos minutos
hasta que comienza a caer un pequeño chubasco que descarga rápido. Se ve que no
le gusta mojarse y enseguida se va, supongo que a refugiarse de la lluvia. El
cristal no se resintió mucho con la lluvia y se podía fotografiar divinamente,
sólo quedaba que volviera a aparecer el actor principal, y si ya aparecía algún
espontáneo en forma de damero, ya sería la guinda.
Llegadas las 15:20, efectúa una nueva entrada a un nuevo posadero
para regocijo mío, era la quinta vez que volvía y yo no podía estar más
orgulloso de lo que me estaba pasando, qué sensaciones más difíciles de
explicar. Esta vez permaneció unos escasos cinco minutos y se volvió a dejar
caer ladera abajo. Al poco tiempo la veo en las alturas volando casi en
paralelo junto a otro ejemplar, y
enseguida los pierdo de vista ¡qué gozada me estaba pegando!, alucinante.
Los minutos siguen pasando y es entonces, cuando me empiezo
a dar cuenta de lo anquilosados que tenía los huesos del cuerpo, sobre todo las rodillas que parecen que se van crujir
jeje pero la experiencia estaba mereciendo la pena, y de qué manera. Aprovecho
para llenar un poco mi buche con el bocata que me preparó mi hermana la noche
anterior (gracias hermana, que haría yo sin ti) y repasar los gigas impresos en
tas tarjetas de memoria.
La alegría que tengo es desmedida, en mi vida había estado
yo tan cerca de un águila imperial que bárbaro.
La tarde sigue avanzando y si que tengo la esperanza de que
vuelva a aparecer. Todos los tontos tienen suerte dicen, asique ¿por qué no se
iba a posar a última hora de la tarde con las últimas luces?
La cuestión es que desde que se fue pasadas las tres, no la
volví ni a escuchar y sólo a al final del día aparecieron los omnipresentes
cuervos que me hicieron entretener un poco hasta que se hiciera de noche y me
vinieran a buscar.
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X. 1/320 seg f 5.6 ISO 400 +0.3ev.
Tenía tantas ganas de salir del agujero como de meterme al
día siguiente en él para repetir la experiencia pero las posibilidades
económicas tienen un límite y hoy por hoy, el trabajo manda por encima de casi
todo y tenía que regresar para cumplir al día siguiente.
Cuando regresabamos ladera abajo hasta la furgoneta, vamos
charlando de lo que ha dado de sí la jornada y estoy de lo más contento con lo
sucedido. Así se lo hago saber y muy a mi pesar tocaba la hora de volver. Me
hubiera encantado quedarme más tiempo charlando de estos asuntos pero no pudo
ser.
Llegados a Salorino de nuevo, recojo mi cohe y me pongo
rumbo a Vitigudino City. Me da una pereza impresionante tener que conducir otra
vez pero con la alegría que tenía en el cuerpo aguantaba eso y todo lo que me
echaran y con la marcha que imprimían los Groundation en el coche se me pasó el
viaje de vuelta de lo más llevadero.
Hasta aquí puedo contar, lo que hice con mi lorito cuando llegué a casa ya me lo guardo para mi jajaja.
Los datos de las horas de entrada y salida del animal son totalmente exactos, ya que todo esto y mucho más esta documentado de por vida en mi PDA, o papel de apuntar.
El relato que he contado, lo he intentado resumir todo lo
posible aunque sin omitir los detalles del número de veces y el tiempo que
permaneció frente al hide por si a alguien le puede servir de algo y se quiere
animar a intentarlo porque una historia así da para mucho os lo puedo asegurar.
Las opiniones aquí vertidas son totalmente personales así que no me hago responsable de lo que la gente pueda opinar jeje.
Espero que os guste la pequeña muestra de fotos que conseguí aquel maravilloso día y os enseño a continuación.
Un saludo y hasta la próxima entrada
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/640 seg f 7.1 ISO 400 -0.7ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/500 seg f 7.1 ISO 250 -1ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/160 seg f 5.6 ISO 250 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/1250 seg f 4 ISO 250 -0.7ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/200 seg f 4 ISO 250 +0.7ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/160 seg f 5.6 ISO 400 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/125 seg f 7.1 ISO 250 +0.7ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/200 seg f 7.1 ISO 400 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/160 seg f 5.6 ISO 250 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/200 seg f 4 ISO 250 +0.7 ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/400 seg f 7.1 ISO 400. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/160 seg f 5.6 ISO 250 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/500 seg f 5.6 ISO 250 -0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/160 seg f 6.3 ISO 500 +0.3ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/100 seg f 7.1 ISO 250 +0.7ev. Hide
Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM. 1/200 seg f 4 ISO 250 +0.7ev. Hide
Guau la ultima (por no decir todas) es de portada!
ResponderEliminarUn gran relato que me ha transportado a mis sesiones lejanas de hide.
Que razon tienes con lo del ruido 8hay alguno que lleva una o dos capas antiruido!!), si oyen algo Adios (por eso no apretar hasta que empiezan a comer). Y lo de volver al posadero , si lo has conseguido con un Milano o Busardo las demás son iguales o mas confiadas segun leo por la web...
Saludos camperos y felicidades!