viernes, 26 de abril de 2013

El ÁGUILA REAL (Aquila chrysaetos)


Hola a tod@s!


Hoy subo una entrada basada en el ave rapaz más poderosa de nuestros cielos ibéricos, a la dueña y señora de las cumbres, el Águila real (Aquila chrysaetos)

Con una envergadura de algo más de dos metros, son aves muy longevas y que en libertad pueden superar la edad de 40 años, siempre y cuando no se topen con ninguna de sus amenazas más directas como los venenos, tendidos eléctricos y la persecución indiscriminada por el hombre (disparos, expolio de nidos, caza ilegal, etc)
 La falta del alimento principal como el conejo, la destrucción de sus hábitats, o las molestias en épocas de reproducción tampoco son precisamente factores que ayuden a su expansión.
Está protegida por la ley como todas nuestras rapaces ibéricas diurnas y nocturnas.


Dedicada a toda esa buena gente del Barraco, un sensacional pueblo en la provincia de Ávila, que nos acogieron extraordinariamente bien  en su casa y que me hicieron sentir como en la mía propia y pasar un puente de los que no se olvidan y por supuesto y muy especialmente a Jose Luis Rodríguez, un formidable naturalista y fotógrafo sin el cual, nada de esto hubiera sido posible.




Llegamos al Barraco a eso de las 23h con el zorrete  (ya añojo) congelado en el maletero y al que teníamos pensado poner en la roca al día siguiente para intentar atraer a la todopoderosa Águila real.
Nos sale a buscar Silvia, una chavala muy maja y la dueña del CTR el mirador de la Cebrera hasta la gasolinera para indicarnos el camino de la casa y la seguimos hasta allí para pasar en el Barraco los siguientes tres días más frenéticos (fotográficamente hablando) que he tenido nunca, que locura ;)
Lo primero que hago, después de las presentaciones claro está, es poner al raposo al calor de la chimenea para que se descongelara para el día siguiente, tenía que estar todo en su punto, la ocasión lo merecía.
Luego llegó Jesús Sánchez que sería nuestro “guía” durante los tres días que pasaríamos por allí mi amigo y compañero Vicente y yo. Una persona que nada más aparecer por la puerta se me pareció a Juanjo Artero de mala leche jeje, pero que nos enseñó muchas cosas de campo y de aves en general. Se portó de lo mejorcito con nosotros y le estamos enormemente agradecidos por su asesoramiento y el trato recibido por su parte en todo momento, da gusto salir de casa y encontrarte con gente así de buena y profesional en lo que hacen.
Quedamos con él para la jornada del día siguiente y prontito a la cama que había que estar frescos para aguantar las cerca de catorce horas dentro del hide que nos aguardaban.

Más fresco que el propio zorro me levanté yo de la cama de madrugada pensando en lo que se me podía venir encima.
Rápido bajamos a desayunar, en mi caso con la décima parte de lo que nos preparaba Silvia a diario y un cigarrito sería suficiente, pero mi compañero que ya va mayor el hombre, necesitaba una buena dosis de vitaminas. Eso, unido a que el tío se cuida mejor que el rey, daba lugar a unos desayunos que hasta a mi me entraban ganas de ponerme al tema.
En fin, vanalidades aparte, cuando llegó Jesús a recogernos, metemos todo el material fotográfico en la pick-up y derechos al hide en lo alto de la montaña. Casi tenemos que acoplar un remolque al coche para meter tanto cacharro, ni que fuéramos profesionales, pero esta vez no hizo falta, quizás si seguimos comprando tantos aperos la próxima vez sí que se haga necesario… ;)
Una vez colocado el hermoso zorro ya descongelado y en su punto, sólo queda esperar a que la suerte esté con nosotros y el águila acuda a la cita, que nervios.
El día comienza a despuntar y sólo entonces es cuando uno se hace una pequeña idea de donde está, ya que la entrada al hide se hace rigurosamente de noche y como dice el refrán, todos los gatos son pardos.
Las vistas al territorio de la real me intimidan, que inmensidad…


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El hide parece de lo más confortable, de hecho lo es, y enseguida comprobamos que el problema con el vaho del cristal es universal, aunque con los inventos de estos artistas parece ser más llevadero hasta que por fin se desempañe del todo. No queremos ni pensar la cara de tontos que se nos quedaría si el águila viene y no podemos hacerle fotos pero en fin, son riesgos que están ahí.
A las diez de la mañana se desempañó completamente el cristal y empezamos a respirar tranquilos, con la impaciencia lógica de la espera, pero sabiendo que si venía, no podíamos fallar.
Aparecen una pareja de cuervos y empiezan a picotear un pedazo de carne que se había colocado al lado del zorro, entonces, abrimos bien los ojos y no perdemos detalle de lo que pasa alrededor, pues es muy posible que el águila no tarde mucho en venir, atraída por el movimiento de los astutos córvidos.
A las 12:45 PM, apareció como una bala un macho sub-adulto de águila real con el tren de aterrizaje desplegado para posarse sobre la comida que le teníamos preparada. Llegó por la derecha del hide sin dar lugar siquiera a meter el ojo en visor y antes de abalanzarse sobre el zorro permaneció unos breves segundos sobre una piedra cercana aunque enseguida se hizo con su trofeo y no se separó de él hasta que pasada una hora y cincuenta minutos decidió que ya estaba saciado y se marchó para no volverlo a ver.
El amigo y yo nos frotábamos los ojos para ver bien el poderío de esta formidable rapaz, a la vez que intentábamos mantener el pulso y atinar con los botones de la cámara intentando captar semejante maravilla de nuestra fauna. Sin perdernos un solo detalle fuimos testigos de la voracidad y la fuerza de esta especie y estábamos disfrutando a tope. La primera vez que tenemos a un águila real salvaje a veinte pico metros de nosotros y se está comiendo un hermoso zorro…
Las sensaciones no os las podéis ni imaginar. Sólo si se ha estado delante de un animal tan noble y evocador, se puede entender la emoción vivida.
Después de que se marchara, empezamos a revisar el material conseguido y a asimilar lo que habíamos estado viendo. Esperábamos que volviera en algún momento del día pero a medida que iba avanzando este, nos íbamos dando cuenta que nos tendríamos que conformar con lo visto hasta ahora, que no había sido poco.
El sol se iba poniendo hasta que nos convencimos realmente de que ya era imposible que volviera a aparecer y entonces las ganas de salir del hide se iban acrecentando cada vez más, pero había que seguir esperando a que se hiciera de casi de noche para salir con totales garantías de no ser visto por las águilas.
La llegada de nuestro guía nos alivió y pudimos volver al mundo real con una sonrisa de oreja a oreja y mientras metíamos las cosas de nuevo al todo terreno le contábamos a Jesús lo felices que éramos. El viaje de regreso a la casa rural fue de lo más entretenido, intercambiando impresiones y aprendiendo cosas con el de verano azul jeje.
En la casa también se pudo hacer notable lo contentos que estábamos y comenzamos a planear lo que íbamos a hacer al día siguiente, ya que teníamos pensado hacer fotos de buitres, pero el dichoso tiempo tan especialmente lluvioso mandaba y nos obligaba a posponer la carroñada o a arriesgarnos a las malas previsiones para ese día. Finalmente decidimos aplazarlo y pasar el día haciendo turismo por la zona, y hasta en eso tuvimos suerte.
 Por la mañana acompañamos a Rober, el marido de Silvia, para conocer un poco mejor el monte de aquel lugar y para que nos enseñara un hide para grandes águilas que estaban preparando y que tiene una pinta extraordinaria…


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 Menos mal que pudimos disfrutar de un día libre por el Barraco y sus alrededores donde la gozamos como enanos, sobre todo en el museo de la naturaleza “Valle del Alberche”. Una obra maestra ya sea para el público aficionado o estudiosos de la materia, que consta de varios espacios o salas que se dividen en una sala principal, la más grande y espectacular, que cuenta con una reproducción a tamaño real del ataque de una pareja de lobos a un grupo de venados, rodeados de réplicas de buitre negro y leonado, águila real e imperial ibérica, culebrera, milano real, ratonero, alimoche y alguno más que me dejaré. 


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Un roquedo al fondo con todo lujo de detalles y los habitantes que en el habitan como el mochuelo o los roqueros rojo y solitario entre otros huéspedes ayudan aún mas a imaginarse que uno esta en plena naturaleza.Vitrinas recubriendo las paredes nos muestran todo tipo de restos de animales ya sean de aves, mamíferos, reptiles, anfibios o insectos en forma de huesos, plumas e incluso cráneos de lobo y de perro para distinguir la diferencia entre el canis lupus y el canis lupus familiaris. Realmente sin palabras os lo digo yo. Sobresalientes fotografías del maestro Jose Luis Rodríguez, unas grandes y otras gigantes terminan de engrandecer el espacio. El colofón a esta sala lo pone una impresionante colección de invertebrados perfectamente identificados y expuestos en sus correspondientes vitrinas de cristal. Aquello ya me terminó de maravillar y aún quedaban otras cuatro salas para disfrutar.



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Pasamos a la segunda sala, la sala del bosque, no menos perfeccionista, donde lo primero que salta a la vista es una pequeña reproducción de los dos típicos bosques ms representativos de la zona, el robledal y el pinar, en donde no podían faltar en forma de réplicas casi exactas, algunos de sus habitantes más representativos como el Carbonero común, herrerillos, chochín alimentando a un “pollito de cuco” (impresionante), trepadores y agateadores, picos… etc
Completa la sala un gran libro de las setas comestibles que informa a los más curiosos de los hongos más sabrosos para degustar en la mesa.



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Seguimos con nuestro recorrido por el edificio para llegar a la tercera sala que está dedicada al río, al agua, a la vida.
Un audiovisual ayuda al visitante a inmiscuirse en la vida ribereña, ayudado por una fiel reproducción del lecho de un río con sus habitantes incluidos como peces, galápagos, anfibios y pequeños pajarillos de ribera.
En uno de los rincones de la sala, hay un pequeño talud de tierra donde figuradamente habita una pareja de pequeños martines pescadores, tremendo.



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Continuamos sin salir del asombro y ya nos encontramos en la cuarta sala dedicada a la caza y la pesca. Ni que decir tiene que es la sala que menos me gusta, pero también es justo decir que también estaba muy bien trabajada. Lo más destacable de esta, bajo mi punto de vista, es una reproducción exacta de una pareja de machos monteses en pleno combate y una enorme pareja de machos de jabalí, acuchillándose en una pelea. Una pared  de la sala está dedicada también a la caza, pero esta vez es a la caza fotográfica, una actividad totalmente respetuosa con el medio y que reporta a quien la practica trofeos mucho más  satisfactorios que las piezas abatidas o asesinadas en muchos casos.



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Para terminar nuestra visita, pasamos a la quinta y última sala del museo, la sala de la noche.
Si las anteriores estaban perfectamente logradas y ambientadas, esta no podía ser menos. Dedicada principalmente al amigo lobo y a los habitantes de la noche como búhos, lechuzas, cárabos, y murciélagos.
Siguiendo el rastro de las huellas resplandecientes impresas en el suelo, se llega hasta una especie de cuarto oscuro que es “la guarida del lobo” en donde un impresionante video, nos muestra los momentos más íntimos y secretos de esta incomprendida y amenazada especie.
Seguramente me haya dejado muchísimas cosas y detalles por describir de lo que allí podemos encontrar así que creo que merece la pena pasar un día en familia por la zona y disfrutar de todas estas maravillas y otras muchas, como las vistas que ofrece el embalse del Burguillo o el valle del Alberche.
Con tanto entretenimiento, enseguida se nos pasa el tiempo y llega la hora de comer. Hacemos un pequeño parón en el restaurante “El Descanso” donde nos metimos entre pecho y espalda un suculento entrecot con su correspondiente guarnición regado con un vinito de la casa que nos sentó a las mil maravillas.
Después del pequeño paréntesis, seguimos con nuestra ruta por la zona para recorrer en coche todo el valle del Alberche con visita a otro museo de naturaleza que sin desmerecerlo en absoluto, no tenía nada que ver con el primero, pero que igualmente es visita obligada para el viajero.
El día iba tocando a su fin y nosotros regresamos al pueblo para cenar y prontito para la cama a descansar, ya que ha sido un intenso día sin parar de ver cosas y a la mañana siguiente volvemos a madrugar para intentar realizar una buena carroñada.
Esto será tema para la próxima entrada que la dedicaré a esos grandes colosos del aire, a la brigada natural de limpieza del campo, a mis queridos amigos los buitres…

Os dejo con alguna foto del sub-adulto de águila real con el zorro, espero que os gusten.

Un saludete y hasta la próxima...







Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/500seg   f 4   ISO 800   +0.7ev. Hide







Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/200 seg   f 5   ISO 640   +0.3ev. Hide






Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/250seg   f 5   ISO 640. Hide







Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/400 seg   f 5   ISO 640   +0.7ev. Hide





Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/400 seg   f 5.6   ISO 640. Hide






Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/320 seg   f 5   ISO 800   +0.3ev. Hide







Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM +Canon extender 1.4X.   1/320 seg   f 5   ISO 640   +0.3ev. Hide





Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/320 seg   f 4   ISO 400   +0.3ev. Hide





Canon EOS 1D MARKIII y 400mm f 2.8 USM + Canon extender 1.4X.   1/640seg   f 5   ISO 640. Hide









3 comentarios:

  1. Enhorabuena, unas fotos impresionantes, un saludo.
    Jose

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  2. Vaya fotos Charlie, has hablado ya con National Geographic? Tío... necesitas un buen manager.
    Enhorabuena y a proseguir!!!

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  3. Amigo soy de Venezuela me impresiono ver el día de hoy un Águila Real en el cerro del Avila pulmón vegetal principal de la capital del país Caracas, pero mas me impresiono que esta ave no es originaria de mi país, me puede usted aclarar ciertas dudas a mi correo lmarquez75ster@gmail, lo primero que me llamo la atención fue un fuerte olor a orina putrefacta, lo que me dio temor porque pensé que era un cunaguaro o tigre pequeño, debido a que en Caracas existe un parque nacional denominado El Pinar, donde cuando uno pasa por la jaula del leopardo emana el mismo olor que logre percibir ese dia, pro me detengo y de repente escucho unas raspaduras fuertes en una ramas altas, pensé que era un mono y lance una piedra diminuta que rozo al animal, cuando mi sorpresa es ver una imponente águila real que bajo de rama en rama, mis dudas son este animal puede haber llegado a las montanas de mi pais, puede atacar a un humano, es ese olor característico en ellas y gracias.

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