¡Hola
a tod@s!
La
entrada de hoy, es un poco diferente a las que suelo hacer habitualmente pero
la ocasión bien lo merece y si bien no se trataba de hacer fotografías desde un
agujero a una especie determinada, sí consistía en hacer otra gran labor, a mi
manera de ver, bastante más importante que la de inmortalizar a cualquier
animal, y no es otra que la de anillar los pollos de una gran colonia de
Cigüeña común (Ciconia ciconia) para el posterior estudio de sus poblaciones.
Los
datos obtenidos de las aves anilladas o recuperadas quedarán archivados, tanto
a nivel nacional como europeo. Cuando un ave anillada vuelve a ser capturada,
se toman de nuevo sus datos y se envía la información a la Oficina de Especies
Migratorias del Ministerio de Medio Ambiente donde se elabora un historial de
cada ave, en el que se incluyen los datos del anillamiento y los de las
sucesivas capturas.
Los
pares de datos anillamiento-recuperación, permiten definir rutas migratorias de
las aves, áreas de descanso y de invernada, etc. además de proporcionarnos
información básica sobre la biología de las aves, como tasas de supervivencia,
fenología, éxito reproductor, tamaños poblacionales, diferencias fenológicas en
la migración en función de la edad, sexo, grado de acumulación de grasa, etc.
En
definitiva, cuantos más datos se conozcan de una especie determinada, mejor se
la puede conservar.
Además,
tengo una ilusión especial en llevar a cabo este proyecto en concreto, pues
tengo el recuerdo nítido de cuando era más joven, con nueve años recién
cumplidos, y la afición que teníamos de "ir a nidos". Una práctica
atroz muy común por aquel entonces y gracias a Dios bastante erradicada ahora,
aunque sigan existiendo los expoliadores de nidos, causando molestias y robando
la vida de las futuras aves. Es verdad que nosotros lo hacíamos por el
desconocimiento mas absoluto de las consecuencias que tenían nuestros actos en
los animales, no por codicia ni maldad, pero de igual modo hacíamos daño, y es
una espinita que llevo clavada dentro y de alguna manera, me gustaría aportar
lo que esté en mi mano para que esto no vuelva a suceder en las nuevas
generaciones y devolverle un poquito a la naturaleza lo que antaño le quité.
Para llevar a cabo esta gratificante labor, contamos con las
directrices de un anillador especialista llegado desde Madrid, con una dilatada
experiencia de más de veinte años en este mundo, que junto a otro gran experto
anillador, éste de la zona, nos marcan las pautas que deberemos seguir para
realizar las tareas lo más rápida y eficazmente posible.
Además, contamos con la inestimable y siempre agradecida colaboración
de los más pequeños, nuestra cantera, la generación futura que será la
encargada de intentar preservar lo que la nuestra no parece ser capaz de
valorar.
Ellos son la esperanza, y sólo una buena educación y
concienciación ambiental a tiempo, será capaz de hacerles ver lo que tenemos,
la riqueza infinita que nos supone a nosotros y al resto de seres vivos y la
importancia de su conservación.
De otra manera, con la juventud que se está creando en los tecnológicos
y difíciles tiempos que corren, analfabetos de lo rural y de lo antiguo, de lo
ecológico, de lo sostenible y lo natural, la decadencia fulgurante de nuestros
ecosistemas está más que asegurada.
Estamos a tiempo, tenemos la materia prima; a las personas
habría que formarlas en este sentido principalmente desde las escuelas, que es
donde se forman para la vida a los niños y adolescentes. Claro que para ello se
deberían contar con docentes cualificados en la materia ya que de otro modo, la
enseñanza no tendría sentido. Pero es mejor recortar en educación.
Ese sería un tema muy largo de argumentar tal y como uno lo
ve , lo barrunta, por lo que no me voy a desviar del tema que me ocupa en esta crónica.
Por fin llega el Sábado por la mañana, y una vez todos
reunidos en el lugar acordado, comenzamos la actividad temprano, con la fresca
y el rocío y una vez que cada uno conocía su cometido, nos pusimos manos a la
obra.
La tarea era sencilla aunque tenía que ser minuciosa, pero
con un sistema de trabajo bien pormenorizado con anterioridad y la ayuda de un
GPS, podíamos acceder a los nidos con
estricto orden en relación a como se había actuado durante los tres años que se
lleva anillando esta colonia en particular.
Tras colocar la escalera de doble altura sobre las enormes
construcciones que utilizan las cigüeñas para la crianza de los pequeños,
generalmente sobre viejos Robles, había que bajar al suelo a la prole, que
variaba de uno a tres pollos, dependiendo el nido, para comenzar con su
pesaje, medición de la longitud del ala y el posterior marcaje con una anilla
metálica primero, y una de material plástico con grandes dígitos después. Se toman también otros datos como el día y la
hora del anillamiento, número de descendientes etc.
Comenzando la actividad
La primera anilla, la de metal, lleva grabado un remite que
identifica a la estación anilladora donde se centralizan los datos y un código
alfanumérico consistente en uno o varios dígitos, combinados con letras,
dependiendo el tamaño de la anilla. Cada una de las anillas lleva un código
correlativo, por lo que con la colocación de esta en el ave, el ejemplar queda
identificado de por vida con ese código o número.
La segunda, la de material plástico, consiste en una serie de números y letras también correlativas pero con dígitos mucho más grandes, legibles a cierta distancia con
dispositivos dedicados a la observación como pueden ser prismáticos, telescopios etc. De este modo, no
es necesario volver a capturar al ave para la lectura de la anilla.
Anilla plástica
Obviamente, dependiendo del tamaño de cada especie, se
utilizarán un tipo de anillas u otras. En este caso, las dos.
Anillando bajo la atenta mirada de los niños
En otras aves, se tomará algún dato más de lo explicado
anteriormente, como puede ser el sexo, la edad, desarrollo muscular y cantidad
de grasa acumulada por las especies migratorias, estado de muda de las plumas
etc.
Una vez se terminan de tomar los datos, se devuelven los
pollos a su lugar, comenzando con otro nido, y así sucesiva y ordenadamente
hasta terminar de contabilizarlos todos.
Subiendo pollo al nido
.
Mientras tanto, una gran nube de sobresaltadas Cigüeñas nos
observan meticulosamente desde el aire, sin perder de vista lo que acontece en
su zona de nidificación y cría, y volverán a proteger a su descendencia tan
pronto como nosotros, los humanos, nos hayamos alejado del lugar.
Las conclusiones que se pudieron sacar de aquella jornada,
son las siguientes:
En más de 90 nidos revisados, se anillaron un total de 65
pollos. Una tasa de éxito reproductivo bastante por debajo de años anteriores,
siendo menor el número de pollos por nidada y mayor el número de nidos
estériles por los motivos que ahora os contaré:
Algunos de los nidos estaban fracasados, es decir, donde
habían criado la primavera anterior, esta vez no lo habían conseguido. Otros,
estaban depredados por algún carnívoro nocturno, posiblemente Garduña (Martes
foina), dando al traste con la descendencia de algunas de las parejas y a la
vez, manteniendo las densidades de población de esta especie, la Cigüeña común.
En menor medida, se encontraron pollos muertos por
diferentes motivos, o algunos pollos tardíos, poco desarrollados, con unas
tallas muy por debajo de la media y que tenían muy comprometida la
supervivencia. También encontramos en las plataformas, huevos sin eclosionar además
de árboles viejos, Robles, que no aguantan con el peso del nido y que terminan
cayendo al suelo cual coloso abatido.
Los pollos anillados, mostraban en sus plumas rectrices una
especie de bandas o rayas, síntomas de que durante el desarrollo de esas
plumas, no han tenido alimento suficiente y han llegado a pasar hambre. Este
mismo patrón se repetía en la gran mayoría de los jóvenes estudiados.
Los motivos de la descendencia progresiva de esta colonia,
nuestra colonia, pueden ser muchos y muy diversos pero el principal factor, es
la falta de disponibilidad del alimento con la que contaban antes de la desaparición
muchos vertederos que sin duda ayudaron a expandir su población, cuando estos
eran abundantes y estaban al aire libre.
En resumidas cuentas, fue una jornada de lo más entretenida
y gratificante, haciendo nuevas amistades, todas ellas excelentes personas y
comprometidas con el medio.
Agradecer también a la gente de Traguntía su colaboración
desinteresada, y felicitarles por la comida, que estaba buenísima, al igual que
el vino, y fuimos todos invitados por ellos, donde pudimos tener un merecido
descanso y tuvimos la ocasión de intercambiar las impresiones que nos
parecieron oportunas, antes de volver a retomar la actividad por la tarde de la
que un servidor, no pudo disfrutar.
Os dejo con las fotos de la jornada.
Gracias a todos y hasta la próxima
Sacando anillas plásticas
Preparando la anilla
Apretando anilla metálica
Pesando un pollo de Cigüeña
Verificando nidos
Marcaje con anilla metálica
Tranquilizando a los pollos
Pesando a otro pollo
Pollos de Cigüeña ajenos a los acontecimientos
Enseñando a los mas pequeños
Pollo solitario
Midiendo la longitud alar
Introduciendo pollo a la saca para su pesaje
Pesando
Pareja de pollos antes del marcaje
Subiendo el pollo al nido
Colocando anilla plástica
Una de las polladas mas numerosas
Tomando buena nota
Se respira buen ambiente
Detalle del marcaje con anilla plástica
Pico partido y mal soldado
Detalle del pico inferior partido. Difícil tendrá la supervivencia
Cerrando anilla metálica
Mientras la comida...
Cogiendo pollos para bajar del nido
Bajando pollo para anillar
Explicando el por que del pesaje
¿Habrán entendido algo? Seguro que si
Enseñando a los más jóvenes
Devolución del pollo a su nido
Todos atentos al maestro anillador
Los pequeños, sin perder detalle
Tomando fotografías de un nido
Tres pollos, fueron la excepción
Curioso. Pesado nido sobre espino
Nice post, things explained in details. Thank You.
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